El 9 de marzo se produjo en Chiclana de Segura (Jaén), localidad asociada históricamente al Campo de Montiel político, el desprendimiento de una gran roca que aplastó varios inmuebles y vehículos. El desprendimiento debilitó una cornisa que ahora amenaza a la población. El pasado 24 de Marzo se iniciaron las obras de desmonte de esta cornisa rocosa, obra que durará varios meses y llevarán un presupuesto de 600.000 Euros.
A Chiclana de Segura (Jaén) se le conoce como el pueblo troglodita. Su casco urbano, de poco más de 1.100 habitantes, está encaramado a los pies de una gran peña y muchas casas se han construido aprovechando las oquedades de ese monumental pedrusco. Pero la gran roca que preside el pueblo es también una amenaza permanente para el barrio más alto. El 9 de marzo, cuando todavía estaba amaneciendo, dos piedras gigantes, una de ellas de casi 60 toneladas, se desprendieron cayendo sobre dos cocheras y dos viviendas, una de las cuales quedó prácticamente destrozada.
Por fortuna, no hubo desgracias personales (sólo hubo que rescatar a una persona mayor que quedó atrapada entre los escombros de su hogar), pero el susto fue monumental por el estruendo que resonó en todo el pueblo. Otra docena de vecinos de casas colindantes fueron desalojados ante el temor de que caiga otra piedra que está colgando.
El alcalde de Chiclana de Segura, Santiago Rodríguez, dijo que las abundantes precipitaciones del invierno, unido a las altas temperaturas de los últimos días, han hecho que la roca se seque y se resquebraje. No obstante, serán técnicos del departamento de Minas de la Junta los que decidan si se precipita la caída de esa piedra con una explosión controlada o bien se fija con un mallado.
El pasado 24 de Marzo se iniciaron las obras de desmonte de esta cornisa rocosa. En declaraciones a Europa Press, el alcalde del municipio, Santiago Rodríguez, recordó que esta fase, cuya duración será previsiblemente de unos dos meses, es la segunda de las cuatro en la que los técnicos dividieron la intervención para evitar que la piedra vuelque sobre la que ya está en el suelo garantizando la seguridad en todo momento.
Así, tras la primera etapa de limpieza de los cascotes producidos como consecuencia de la demolición de los inmuebles afectados y la protección del área cercana con una valla perimetral reforzada, ahora se dividirá la roca en cuadrículas de 50 por 50 con una profundidad de entre cuatro y seis metros en las que, a través de taladros, se inyectarán los morteros expansivos.
Según explicaron los técnicos durante la presentación de los trabajos el pasado día 11, este material reacciona a las doce horas aproximadamente, de manera que se irán haciendo gajos diarios que tendrían un volumen aproximado de 1,5 metros cúbicos para tener la seguridad de eliminar el peligro de que esa masa rocosa cayese adelante.
Una vez saneado el trozo en cuestión, que es algo mayor que el que se desprendió, se anclará mediante tirantes metálicos la masa rocosa trasera para, en último lugar, utilizar el mismo sistema con mortero para perforar los restos de las rocas y obtener trozos más pequeños que facilite su traslado. Los 600.000 euros que se invertirán en estos trabajos serán sufragados prácticamente a partes iguales por el Gobierno Central, la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial de Jaén.
Historia de la roca del pueblo de la Roca
La historia de Chiclana está ligada a la gran roca que culmina la atalaya de más de 800 metros sobre la se erige este pueblo de la comarca de El Condado, mirador privilegiado de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, Sierra Morena y hasta la granadina Sierra Nevada. Pero en 1809 la historia se tiñó de tragedia, pues el desprendimiento de otro pedrusco sepultó a 10 vecinos. Desde entonces, la roca ha ido desquebrajándose y ha dado no pocos sustos a los vecinos.
El historiador chiclanero, Constancio Zamora, con varios libros publicados entre los que destacan 'Historia de Chiclana de Segura', 'El Rojo Terrinches' y 'Chiclana de Segura, tierra de historia y de poetas', expresa que después de demoler la roca amenazante, el hombre tiene que aprender a respetar la 'Roca' con mayúscula, que así denomina él a la enorme masa pétrea que envuelve el casco poblacional en el que habitó el caballero medieval Jorge Manrique. Según Zamora, la Roca se deteriora por la erosión y por las filtraciones del agua, pero también por la mano del hombre: «No podemos horadar, picar en ella para hacer habitaciones y alacenas. Es muy vieja y tenemos que respetarla».
El historiador da fe de un primer desprendimiento un 5 de marzo de 1574 cuando en la parte sur, cerca del último desplome, cayó una roca descomunal que derribó 15 casas y mató a 30 personas. Sobre las ruinas se edificó el Palacio de la Inquisición, el más bello del Condado.
En 1920, en la parte norte conocida como La Peñuela, cayó un trozó que mató a una mujer y a su hijo pequeño. En 1945 un fragmento arrasó con tres cocheras pero no provocó daños personales. En el 95, en las inmediaciones de la Cueva de Gedeón, otra piedra cayó en la entrada de acceso al Túnel sin causar víctimas. Por último, en 2002 los desprendimientos fueron dobles: uno en enero y otro en noviembre, éste último una piedra de 400 kilos En ambas ocasiones los desplomes cayeron de nuevo sobre cocheras, auténticos imanes a la hora de atraer piedras.
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